La quiso a morir

Coge el tren de las siete diez,

deja atrás medio siglo de ciudad.

La quiso a morir.

Se apoya en el largo bastón

y un recuerdo le trae la vieja estación.

La quiso a morir. La quiso a morir.

La quiso a morir. La quiso a morir.

Por la ventanilla ve árboles pasar,

recuerdos de ayer.

No pretende nada, pues nada le espera,

en la otra estación.

Las manos le tiemblan, le pesa la espalda,

le cuesta respirar...

La quiso a morir.

La quiso a morir. La quiso a morir.

La quiso a morir. La quiso a morir.

Veinte años, un buen mozo de ver.

Un amor imposible y marchó a la ciudad.

La quiso a morir.

Y ahora marcha en el tren

con sus canas queriendo volver.

La quiso a morir. La quiso a morir.

La quiso a morir. La quiso a morir

Mil novecientos cuarenta y dos,

el miedo en la piel.

Su familia correcta, no tenía problemas

con la guardia civil.

La panadería, aunque siempre vacía,

tenía porvenir.

La quiso a morir.

La quiso a morir. La quiso a morir.

La quiso a morir. La quiso a morir